Hacía el final de la entrevista que Radio Unión le
hizo a Natalia hace ya varios meses en Venezuela, el locutor le hace algunas
preguntas acerca de su ukelele, como por qué ha decidido acompañarse de él.
Ella, simpática y directa como siempre, le responde que “era el que menos
pesaba para traerlo” y agrega que es un instrumento muy amigable.
En seguida el locutor le pide que mencione una canción
del futuro, algo que ella espere cantar más adelante. Como futuro y presente no
han de ser sino un mismo instante lleno
de magia y sonidos, Natalia procede a interpretar una hermosa versión de
“Tonada de luna llena”, canción de Simón Díaz. Tan solo se escuchan el ukelele
y su voz, pero con tanta profundidad y belleza…
En esta entrevista nos hemos enterado, entre muchas
cosas, de que el amor es una constante en la vida de Natalia. Ella se describe
a sí misma como una persona muy pasional y enamoradiza. “Es gracias al amor que
uno va escribiendo canciones también”, agrega.
“Jamás pensé que me casaría sin papeles”, nos cuenta
ella, es parte de la letra de una canción que ha escrito recientemente y que
hace referencia a una relación que mantuvo por cinco años. Ella se sentía como
si estuviera casada, pero la relación terminó porque él nunca se decidió a
proponerle formalmente matrimonio.
También hemos aprendido en esta bella entrevista que
los gustos musicales de Natalia han ido evolucionando poco a poco conforme ella
ha ido creciendo. Primero fueron las tonadas infantiles como “El gallo pinto”, luego
la música de Flans, Timbiriche y todos aquellos artistas de Siempre en domingo, pasando por Mariah
Carey y Christina Aguilera, hasta llegar al momento en que, a los 16 años,
conoció a Juan Manuel Torreblanca.
Juan y Natalia se conocieron en la academia de música
donde estudiaban. Su presencia en la vida de Natalia es muy importante porque
fue él quien le mostró la música de los grandes del jazz como Billie Holliday,
Louis Armstrong, Ella Fitzgerald, etc., así como la música de Björk y
Radiohead, entre otros. Así sus ojos, oídos y alma se abrieron hacia nuevos
panoramas musicales.
Con respecto a la música ranchera, Natalia nos dice:
“el ranchero hay que cantarlo con el alma y ya”. Nos comenta que ella llegó a
pensar en grabar un disco de canciones de José Alfredo Jiménez, pero que a fin
de cuentas se identificó más con Agustín Lara, pues sus canciones, además de
ser la mezcla de muchos géneros, estilos y texturas, son como pinturas o fotografías.
Por último, Natalia explica que para ella, la música
de Lara representa un reto, algo que la lleva a un límite, a explorar de manera
muy profunda sus emociones y sentimientos, y así exponerse a estar en un lugar
que la aleja de la comodidad, más íntimo y auténtico.
Así concluye una entrevista que nos permite tener un
dibujo muy completo de quién es Natalia. Artista que no produce discos a la
ligera, pues le preocupa la calidad y honestidad puesta en cada uno de ellos.
Artista curiosa e imaginativa que busca siempre explorar nuevos géneros,
estilos, texturas. Artista amigable, dispuesta a colaborar, hacer duetos,
producir y arriesgarse. Profundamente sencilla, amable y llena de energía.
Natalia siempre nos deja con la sensación de que sus
mejores canciones aún están por venir, aunque uno intuye que dichas canciones
ya existen y tan sólo están jugando a ocultarse entre sus ojos alegres y su
gran corazón.
Por: Omar Granados
Por: Omar Granados